TELEFONO MOVIL
Los bohemios caminantes, bardos, juglares que acostumbrados casi al sonido de los tambores y timbales a comunicarse por señas y silbados o pitos y hasta amar y desear la vuelta a la civilización de los antiguos tam-tam africanos o a las altas señales de humo de los indios que es a los que cantamos, a los que con nuestras guitarras, laúdes, bandurrias y gaitas llegamos a utilizar para las letras de las canciones ardientes, amorosas, soñadoras, nos asombra sobremanera la difusión enorme de los teléfonos móviles, o bien situados dentro de vehículos motorizados o llevados encima por tracción animal.
No puedo evitar que las guías del bigote se alarguen y que el rabillo de la boina se enderece y endurezca como si me encontrase frente a una joven maciza cuando veo por cualquier vía la ciudad a individuo peatonil que empieza a vibrar con repiqueteo de campana tocando arrebato.
Sácase de un bolsillo o descuelga del cinturón o cincha que sirve para sujetar los pantalones un instrumento pequeño, por regla general de color negro como si de los avernos saliera y ponerse a hablar con la mujer, padre, hijos y demás familia y más cuando en muchos casos se comprueba que el dichoso aparatito es innecesario, puesto que la potencia de su voz es capaz de ser percibida a treinta y cinco kilómetros de distancia.
Impresióname vuestra merced amigo peatón por la utilización de tan avieso aparatejo que posiblemente para lo único que sirva es para tenerte controlado hasta e momento de RIP.
MANCONTRO
Quedéme pasmado, anonadado y acojonado cuando enteréme del nombre dado a los aparatos telefónicos móviles por muchos ciudadanos.
No creíame lo que por mis honestos y castos oídos penetraba y mis trompas de Eustaquio (jamás he comprendido por qué demonios se le llaman de Eustaquio cuando les juro que ese no es mi nombre y vuestras mercedes comprenderán el gran lío que se puede uno armar con un simple cambio de nombre, eso seguramente es por carecer de apellidos y qué gran diferencia va de llamarse Eustaquio a llamarse falopio, ambas son trompas, pero ¡madre mía que diferencia de una a otra!) al recibir el impactante nombre de MANCONTRO.
¡Ojo! Que he oído un montón de palabras técnicas, extrañas y apabullantes que reciben esos aparatitos, pero la de mancontro no conseguía no por lo más remoto situarla en sitio adecuado.
Solicité a varios ser informado del que por qué ese novedoso nombre.
Recibí la aclaración siguiente:
Es debido a que muchos seres telefónicos ambulantes cuando llegan a un banco, hospital, centro público, incluido Delegación de Hacienda, llaman a su familia para indicarles sitio, lugar en que siendo siempre el inicio de la conversación este:
- María mancontro en el juzgado.- Pepe, mancontro en el hospital por haber tenío que traer a Fulano.- Encarna mancontro en el banco pa sacar perras y comprar lo que has pedío. MANCONTRO, CLARO, MANCONTRO.
Los bohemios caminantes, bardos, juglares que acostumbrados casi al sonido de los tambores y timbales a comunicarse por señas y silbados o pitos y hasta amar y desear la vuelta a la civilización de los antiguos tam-tam africanos o a las altas señales de humo de los indios que es a los que cantamos, a los que con nuestras guitarras, laúdes, bandurrias y gaitas llegamos a utilizar para las letras de las canciones ardientes, amorosas, soñadoras, nos asombra sobremanera la difusión enorme de los teléfonos móviles, o bien situados dentro de vehículos motorizados o llevados encima por tracción animal.
No puedo evitar que las guías del bigote se alarguen y que el rabillo de la boina se enderece y endurezca como si me encontrase frente a una joven maciza cuando veo por cualquier vía la ciudad a individuo peatonil que empieza a vibrar con repiqueteo de campana tocando arrebato.
Sácase de un bolsillo o descuelga del cinturón o cincha que sirve para sujetar los pantalones un instrumento pequeño, por regla general de color negro como si de los avernos saliera y ponerse a hablar con la mujer, padre, hijos y demás familia y más cuando en muchos casos se comprueba que el dichoso aparatito es innecesario, puesto que la potencia de su voz es capaz de ser percibida a treinta y cinco kilómetros de distancia.
Impresióname vuestra merced amigo peatón por la utilización de tan avieso aparatejo que posiblemente para lo único que sirva es para tenerte controlado hasta e momento de RIP.
MANCONTRO
Quedéme pasmado, anonadado y acojonado cuando enteréme del nombre dado a los aparatos telefónicos móviles por muchos ciudadanos.
No creíame lo que por mis honestos y castos oídos penetraba y mis trompas de Eustaquio (jamás he comprendido por qué demonios se le llaman de Eustaquio cuando les juro que ese no es mi nombre y vuestras mercedes comprenderán el gran lío que se puede uno armar con un simple cambio de nombre, eso seguramente es por carecer de apellidos y qué gran diferencia va de llamarse Eustaquio a llamarse falopio, ambas son trompas, pero ¡madre mía que diferencia de una a otra!) al recibir el impactante nombre de MANCONTRO.
¡Ojo! Que he oído un montón de palabras técnicas, extrañas y apabullantes que reciben esos aparatitos, pero la de mancontro no conseguía no por lo más remoto situarla en sitio adecuado.
Solicité a varios ser informado del que por qué ese novedoso nombre.
Recibí la aclaración siguiente:
Es debido a que muchos seres telefónicos ambulantes cuando llegan a un banco, hospital, centro público, incluido Delegación de Hacienda, llaman a su familia para indicarles sitio, lugar en que siendo siempre el inicio de la conversación este:
- María mancontro en el juzgado.- Pepe, mancontro en el hospital por haber tenío que traer a Fulano.- Encarna mancontro en el banco pa sacar perras y comprar lo que has pedío. MANCONTRO, CLARO, MANCONTRO.